
Si se desea constatar el nivel de actividad de la ciudad y lo caótica que puede llegar a ser en una hora punta de tráfico, hay que situarse en la Plaça d'Espanya a primeras horas de la mañana. No hay nada que motive más a iniciar una plácida y tranquila visita a la Montaña de Montjuïc.
Las Torres Venecianas marcan el inicio de la ruta y al adentrarnos en la montaña a través de la Avenida de la Reina María Cristina y mientras pasamos por la Fira de Barcelona, se va apagando el ruido y el ajetreo de la ciudad y resulta inevitable frotarse las manos imaginando lo que nos espera: sol, aire libre, tranquilidad, arte, arquitectura, vegetación, en fin, un día precioso.
Al siguiente punto de interés puede accederse a través de las pasarelas con escaleras mecánicas o bien cruzando la Avenida del Marqués de Comillas/ Avenida Rius i Taulet y a medida que ascendemos irán apareciendo las Fuentes de Montjuïc, ¡ La Font Màgica!
Lástima, que el fascinante espectáculo de agua, colorido y música tiene que esperar a la noche. Conviene consultar los Horarios de Funcionamiento ya que la velada puede ser inolvidable. El frescor de una noche de verano, las finísimas salpicaduras del agua, la fuerza y la formas del agua formando dúo con la música, el continuo cambio del color de la fuentes y todo ello en buena compañía, obligan a dedicarle una visita muy especial.
Subiendo a través de escaleras mecánicas o a pie, llegaremos al Mirador de Las Fuentes de Montjuïc, donde debemos aprovechar el descanso al que obliga la gran panorámica, ya que lo siguiente exigirá su tiempo.
Una vez hemos descansado y disfrutado de las vistas de la ciudad, nos giramos y ante nosotros se levanta el Palacio Nacional, sede del Museo Nacional de Arte de Catalunya.
Concluida la visita se impone un largo y refrescante descanso a través de Els Jardins de Joan Maragall, que nos dará moral para realizar un último y pequeño esfuerzo con el que accederemos a la Anilla Olimpica con su Estadi Olimpic y Palau Sant Jordi.
A estas alturas agradeceremos bajar por la Avenida de l’Estadi para llegar al Poble Espanyol donde podemos refrescarnos con el aire que corre por sus calles y terrazas.
Luego, ya sólo nos queda pasear bajo árboles hasta volver a las Fuentes de Montjuïc. Pero aún es de día y posiblemente estemos cansados. Es mejor dejarlo aquí.
Otro día volveremos por la noche a Las Fuentes de Montjuïc. Es un espectáculo y un cúmulo de sensaciones agradables que penetran por la piel y que hay que disfrutar en buena compañía.
Fotografía de: Districte de Sants-Montjuïc
Las Torres Venecianas marcan el inicio de la ruta y al adentrarnos en la montaña a través de la Avenida de la Reina María Cristina y mientras pasamos por la Fira de Barcelona, se va apagando el ruido y el ajetreo de la ciudad y resulta inevitable frotarse las manos imaginando lo que nos espera: sol, aire libre, tranquilidad, arte, arquitectura, vegetación, en fin, un día precioso.
Al siguiente punto de interés puede accederse a través de las pasarelas con escaleras mecánicas o bien cruzando la Avenida del Marqués de Comillas/ Avenida Rius i Taulet y a medida que ascendemos irán apareciendo las Fuentes de Montjuïc, ¡ La Font Màgica!
Lástima, que el fascinante espectáculo de agua, colorido y música tiene que esperar a la noche. Conviene consultar los Horarios de Funcionamiento ya que la velada puede ser inolvidable. El frescor de una noche de verano, las finísimas salpicaduras del agua, la fuerza y la formas del agua formando dúo con la música, el continuo cambio del color de la fuentes y todo ello en buena compañía, obligan a dedicarle una visita muy especial.
Subiendo a través de escaleras mecánicas o a pie, llegaremos al Mirador de Las Fuentes de Montjuïc, donde debemos aprovechar el descanso al que obliga la gran panorámica, ya que lo siguiente exigirá su tiempo.
Una vez hemos descansado y disfrutado de las vistas de la ciudad, nos giramos y ante nosotros se levanta el Palacio Nacional, sede del Museo Nacional de Arte de Catalunya.
Concluida la visita se impone un largo y refrescante descanso a través de Els Jardins de Joan Maragall, que nos dará moral para realizar un último y pequeño esfuerzo con el que accederemos a la Anilla Olimpica con su Estadi Olimpic y Palau Sant Jordi.
A estas alturas agradeceremos bajar por la Avenida de l’Estadi para llegar al Poble Espanyol donde podemos refrescarnos con el aire que corre por sus calles y terrazas.
Luego, ya sólo nos queda pasear bajo árboles hasta volver a las Fuentes de Montjuïc. Pero aún es de día y posiblemente estemos cansados. Es mejor dejarlo aquí.
Otro día volveremos por la noche a Las Fuentes de Montjuïc. Es un espectáculo y un cúmulo de sensaciones agradables que penetran por la piel y que hay que disfrutar en buena compañía.
Fotografía de: Districte de Sants-Montjuïc